Los efectos del tabaco, que provienen de las más de 4.000 sustancias tóxicas y cancerígenas que contienen los cigarrillos, se introducen en nuestra sangre a través de la boca y provocan algunas de las siguientes consecuencias negativas:
Disminuye la tasa de oseointegración
Los efectos del tabaco ralentizan todos los procesos de cicatrización, por lo que la integración del implante con el hueso será más lenta. De esa manera la unión entre ambos será más frágil y habrá más posibilidades de que fracase. Se estima hasta un 40% de riesgo que fracase la unión implante/hueso.
Genera infecciones
El tabaco debilita el sistema inmunológico de nuestro cuerpo, por lo que su capacidad defensiva se ve mermada, exponiéndose a posibles agresiones de infecciones o bacterias.
Favorece la acumulación de placa bacteriana
El desarrollo de placa debido al consumo de tabaco, puede generar enfermedades periimplantarias poniendo en riesgo la supervivencia de los implantes a largo plazo.
Disminuye la capacidad de reparación de lesiones
Fumar incide sobre las células encargadas de reparar los tejidos, entorpeciendo su normal funcionamiento.
Tiñe los dientes
Los implantes, al igual que los dientes naturales, se ven afectados por las partículas pigmeas del tabaco, provocando la aparición de manchas café, gris y amarillenta.