La cirugía se realiza con anestesia local, en la mayoría de ocasiones, o con sedación, en algunos casos. Esto hace que bajo el efecto de la anestesia no se sienta dolor o molestia alguna.
Una vez que pasa el efecto de la anestesia, es posible que se presenten molestias de mayor o menor intensidad. En algunos casos, puede darse inflamación en el área donde se ha colocado el implante o hematoma.
Para evitar las molestias, se deja una receta previamente. Con el tratamiento adecuado, estas molestias desaparecen al cabo de unos días.
Se debe recordar que el cirujano que ha realizado la intervención, es el profesional más adecuado para determinar qué tipo de cuidados se deben seguir o qué medicación tomar para las molestias. En ningún caso es aconsejable automedicarse.