Las dos primeras semanas podría darse la posibilidad de que moleste el implante recién colocado, pero en la gran mayoría de los casos no suele ser molesto. Si el dolor se mantuviera durante más tiempo, convendría acudir a la clínica dental para que la zona intervenida sea revisada por el implantólogo ya que podría haberse desarrollado una infección que pondría en riesgo la supervivencia del implante.